jueves, 3 de mayo de 2012

Las huellas digitales del suelo son caminadas por nuestros dedos de pies nacientes en expresiones, pensamiento y movimiento parece ser doblegado por alguna circunstancia de vidrios empañados y ante cada espontaneidad sobrevuelan dispersos los pequeñísimos átomos desnudos, entregan el aroma de una danza cocinera. Piden un círculo de aire para la imaginación, tal vez en un vacío de una nada iracunda se podrían encontrar, pero casi ya estamos ante el aviso de una comida lista.
Asimilando los sonidos excusales que se entrometen por las ventanas del baño. Uh y por las rendijas se acercó el ojo todo mirador, va! si parece ser tan fácil como hacer las cosas, todos estamos pendientes de que nos expliques dónde dejaste las llaves. No te acordás? Y claro, quién falta en llegar ahí llega exultante con su sonrisa de lata plateada y brillante por la lámpara artificial de los luminosos de estos tiempos.
Yo era un sedentario animal de cueva, luego escape hacia unos suburbios de los cuales me hablaron, allí encontré diferentes imágenes sobrepuestas en las mandíbulas de un viejo anciano. En sus arrugas me pose un largo rato y conversamos sobre circunstancias un tanto complejas que no vienen al caso explicar, pero si es posible que siempre las reflexiones no hacen florecer absolutos volúmenes de filosofía.
Después me mandaron a cumplir el rol de un nómade extraño, sin tierra de identidad, sólo el girar del planeta era lo que podía reconocer. Bueno, siguiendo esta línea en espirales pude conocer al río, buen amigo el río... me comentó sobre su estadía en la tierra, y sus funciones eran algo inmediatas, así que te dejo y nos estamos viendo en otros tiempos.
Una actriz
Es una actriz fantástica, no existe en ningún otro lado la sutileza con la que expresa esa sensación de sexo pasivo. Realmente es de no creer como frunce sus cejas demostrando el doloroso y violento placer de la pornografía. Su cabellera encendida fuego queda a tono con el color de piel de sus labios rosados y tintes rojizos, el fulgor extático de sus ojos se va de plano; es muy probable que sea la reina de las dedicaciones; incluso de los buscadores! Su sueldo debe ser muy alto, porque es una yegua sin control, de esas que hay, pero se muestran poco; de las guardadas o extremadamente cuidadas bajo dueño de su posesión. Como no querer manipular el cuerpo de aquella poupée, si es más agradable que las sirenas endulzando los oídos de los navegantes buscadores de cosmos orgásmico. Esa náyade de los fluidos acaricia con su gemido la desesperación de la soledad multitudinaria.

martes, 24 de abril de 2012

Dormir con ella
Fiesta de símbolos que se abrazan,
abren caminos que se entrelazan
entre sentidos y fábulas,
conversa Diana-Artemisa con la almohada
caza al instinto del hombre y su habla.
Lenguaje que no dice nada,
sólo el soliloquio del sexo en carne
del amor y la relación que pueda darme
su infinita boca abierta de abismo
y su caricia apaciguarme
en el extático sentido de amarrarme
A los senos del misterioso amor,
a la leche creativa y sensitiva
del cauteloso dolor que se siente
después de crecer y ser maduro.
Cuando la fascinación de muerte hace su absurdo
nace un teatro de ambigüedades;
Que gentileza de encantadores cantos!
Tos de ecos que vienen al manto
de un viejo lobo espiritual que aúlla
sobre los fríos bosques empapados de rocío,
bajo luna derretida de plata escarlata,
bajo la médula sensación de estar vivo.

lunes, 16 de abril de 2012

Vecinos
En Roda la costumbre dice que un vecino nuevo debe acercarse a las casas aledañas y regalar un buen pan casero o alguna comida de su especialidad, de no saber hacer una comida artesanal, ese sujeto no será apto para vivir en Roda.
En Alquiluay la costumbre es un tanto diferente, un vecino nuevo debe regalar un animal recién cazado (puede ser un pescado también), de no poder realizar esta acción, el novedoso vecino tendrá que volverse de donde proviene.
En Frotuara también la cortesía está emparentada con la comida, pero no hay ningún nivel de exigencia por parte de los vecinos de la zona; el recién llegado, simplemente debe presentarse en las casas y aceptar los platos de comida que los vecinos ofrezcan.
En Tertulia un vecino recién llegado debe recolectar flores y entregarlas en cada puerta, dejando una etiqueta con su nombre.
En Olión la persona que llega al barrio debe preparar alguna bebida, si a la mayoría de los vecinos les agrada, no tendrá problemas en ser un vecino más.
En Vilonte la persona que es nueva en el barrio debe redactar o relatar una pequeña biografía de su vida, sin dar explicación causal de su llegada. De esta manera, los vecinos lo aceptan y pasa a ser idóneo para convivir en el lugar.
En Votualle si la persona recién llegada es hombre deberá tener relaciones sexuales con la mujer más anciana de la zona, y si es mujer deberá hacerlo con el hombre más anciano del sitio.
Aquí en Simalaquí, el vecino recién llegado debe hacer silencio y no dar pistas de su llegada. Sólo existen unas pocas señales que son: Una mirada de soslayo o un tenue y tímido "hola", o tal vez, un seco "chau" (si el caso lo permite).

sábado, 14 de abril de 2012

Ciudada primavera
Como bosques quebrajeados por el filo invernal, suspiros del viento con el aliento de un templo natural. El templado clima primaveral, naciendo de su seno frío nival. Mis ojos como ventanas cerradas, añoran el paisaje. El tacto receptor, sensible y desnudo; un desamparo arremete la primavera; nostalgia de aromas perdidos. Escabullidos en el tiempo y la destrucción, como si huracanes hubiesen arrasado, construcciones arquitectónicas creadas al aire; primavera del cemento, sin colores, graffitis como única atracción. En mi intrínseco ojo, ventana de vidrio blindado, extrañando la primavera del bosque; se rompe el hervor de la frustración ,embestida con melancolía. Se quiebran los vidrios, nace un rojo Río , su caudal detenido, bajo mi pupila. La sangre burbujea , mar rojo, lagrimea sangre por la mejilla, añoro la primavera del bosque. Encorvándose la espalda, oprimidos pulmones , poco espacio, tiempo y lugar. Atmósfera urbana, pequeña para sobrevivientes. Estación de octubre en la metrópolis, como pinturas mal hechas con desgano y opacos colores. Un óbito pulgar sostiene la superficie y el cielo cuelga en un garrote medieval. El silencio es profundo y apuñalador. Primavera urbana, las mujeres arden, quema el asfalto como brasas de hoguera. Miradas, seducción, hervor, ebullición de los óvulos sanguíneos, bufones de la libido expectante. Solo puedes darme eso, efímeros fuegos , escuetas sonrisas, canciones viejas, vanas experiencias. Aprender viviendo en la urbe para escapar tan pronto como se pueda hacia el bosque en las montañas, hacia los Ríos, lagos y arroyos cristalizados por los templados brazos del sol. Sus colores parecen pintados con sus delicados rayos, perfectos y elocuentes. Inspirados por una energía única y desplegadora colosal. Vertientes como manos abiertas con recepción absoluta, brindando propuestas de creación. Eliminando homogeneidad, jugando con similitudes, repartiendo diversos encantos, idóneos en cada objeto. Aquella pintura primaveral del bosque lejano, quedan pocos; inminente destrucción, palabrerío ecologista, falacias y perdida de tiempo. Espejismo, vidrios en mis ojos, la burbuja blindada ahora se polariza, no quieren dejarme ver, jaulas de hielo, potentes anestesias en los sentidos. Primavera urbana no me dejas sentir la estación, mendaces destellos de belleza reluciente me regalas por desdeñoso consuelo y compasión. Pequeños paisajes guardados como reliquia de algo que ya no hay. Museos en las calles , plazas en museos. Bosques en maquetas, arboles de plástico. El niño del 2068 soñó con un bosque, el era un monito y jugaba en la copa del árbol mas bondadoso y acogedor. Pero estaba solo, sin nadie a su alrededor. Yo lo espiaba , él no sabía que lo miraba, pero percibía mi presencia por alguna razón. Yo era su sueño y el mi visión.